Ajo, un alimento indispensable
El ajo es un producto muy apreciado tanto por los profesionales de la sanidad como por los de la cocina debido a sus múltiples usos y beneficios. Conoce sus virtudes y cómo solventar sus aspectos negativos.
Las propiedades beneficiosas de este alimento se atribuyen principalmente a ciertos componentes azufrados que confieren al ajo su propiedad de alimento funcional natural, debido a su relación con la prevención en la aparición de algunos tipos de cáncer.
Y es que, existen en la actualidad innumerables trabajos que relacionan el ajo con determinados tumores, entre los que se encuentran el gástrico o e de colon.
Sin embargo, y a pesar de este hecho, muchas veces se habla del ajo como un súper alimento que combate todos los tipos de cáncer y esto no está demostrado en absoluto.
Cuando se trata de establecer relaciones entre alimentos y salud, es recomendable dejarse asesorar por personal sanitario especializado e informarse en fuentes seguras que trabajen con rigor científico y estén actualizadas.
Pero lo cierto es que sí, son muchos los procesos en los que el ajo está involucrado.
El ajo posee una sustancia azufrada denominada aliina que es volátil. De este modo, cuando se pica, trocea o machaca el ajo, la aliina se convierte en alicina y se libera provocando su característico olor.
La alicina en estado natural, es decir, en el ajo crudo, es como mayor efecto posee. Si nos encontramos ante un preparado de ajo al que se le ha eliminado su olor, podemos desconfiar del contenido de alicina del mismo y, por tanto, de su potencial real.
Además, muchas veces los efectos beneficiosos se consiguen con ingestas muy elevadas y prolongadas del principio, en este caso, la alicina, y esto también hay que tenerlo en cuenta.
Los poderes del ajo
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Estos son algunos de los procesos en los que el ajo puede tener implicaciones positivas:
- El ajo se ha relacionado de forma bastante directa y beneficiosa con enfermedades cardiovasculares, debido a su capacidad para dilatar o ensanchar los vasos capilares, que son los más estrechos, y ayudar así a la sangre a fluir en procesos de hipertensión arterial.
- El ajo tiene cierto efecto en la reducción del denominado colesterol malo o LDL-c y de los triglicéridos sanguíneos. Así puede resultar útil en procesos de hipercolesterolemia o hipertrigliceridemia.
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La alicina posee también la capacidad de aumentar la expectoración, es decir, la expulsión de secreciones del aparato respiratorio, así que se puede usar, conjuntamente con los líquidos, como un buen expectorante en procesos catarrales, gripales o alérgicos, mejorando notablemente la sintomatología más molesta como la congestión.
- El ajo se ha convertido también en un aliado fundamental de la seguridad alimentaria, ya que es un potente desinfectante frente a algunos de los microorganismos que más intoxicaciones alimentarias causan, como es el Campylobacter. De esta forma, siempre es más seguro para nuestra salud conservar una carne picada con ajo añadido que sin él. Este recurso se ha venido utilizando desde antaño al añadir ajo en las preparaciones de maceraciones o adobados.
- El ajo, como la mayoría de los alimentos ricos en agua y en potasio, constituye un eficaz diurético, ayudando a prevenir la acumulación de líquidos, ya que mejora el volumen de orina expulsado.
- La alicina reduce la capacidad de coagular de la sangre, por lo que es útil en personas que posean cierta tendencia a la formación de trombos sanguíneos. Sin embargo, esta cualidad tiene un lado positivo, que es el comentado, y otro negativo, ya que ante una herida o intervención sería más difícil detener la hemorragia.
ARTÍCULO: Escrito por Arantza Ruiz de las Heras, Dietista-Nutricionista, Complejo hospitalario de Navarra